Jonathan Maravilla Alonso, se convierte en el rostro principal de la nueva campaña de Rabanne con motivo del lanzamiento de su fragancia Invictus EDT. Una colaboración que trasciende la estética publicitaria para ofrecer un relato profundo sobre lo que significa luchar, resistir y superar.
La acción gira en torno a los valores que definen tanto al deportista como al espíritu de la fragancia: esfuerzo, sacrificio, autenticidad y superación personal. Rasgos que Jonathan encarna dentro y fuera del ring, y que hacen de él un referente no solo en lo deportivo, sino también en lo humano.
El rodaje tuvo lugar en The Boxer Club, un espacio íntimamente ligado al boxeo profesional, que aportó un entorno realista, crudo y cargado de simbolismo. Allí, la narrativa visual de la campaña se centró en el relato interior del deportista: la fuerza mental, la disciplina diaria y la capacidad de levantarse tras cada caída, pilares esenciales de quienes viven el deporte como forma de vida.
Más allá del músculo o la velocidad, la campaña destaca el componente emocional del alto rendimiento, y lo convierte en hilo conductor para reforzar la conexión entre producto y persona. Rabanne apuesta por una comunicación auténtica y potente, y encuentra en Jonathan un espejo perfecto para reflejar ese Invictus moderno: resiliente, silenciosamente poderoso y fiel a sus valores.
Con esta colaboración, la marca no solo presenta una fragancia, sino un mensaje: la verdadera victoria no se mide en títulos, sino en el camino que uno recorre para alcanzarlos.